El diario de una japonesa: Mi primer choque cultural

Aquel día, Rafael, mi queridisimo papá de España me invitó a una fiesta. En realidad nunca había pronunciado la palabra “fiesta” pero como me dijo “mucha gente” y “mucha comida” lo auto interpreté.

Con toda la ilusión y estomago vacio visité a aquel precioso pueblo blanco.

Al llegar a su casa, nada mas abrirme la puerta vi un cerdo gigantesco encima de la mesa, patas arribas y con las tripas afuera. Me quedé como una piedra.

Alli, al frente de aquel cerdo los hombres tomaban vino, cada uno con un largo cuchillo. Las mujeres revolvian sangre en las bañeras. Y mi queridisimo Rafael que al verme desplegó una sonrisa tierna y levantó la mano SANGRIENTA.

Os juro, por poco iba a correr hacia la policia a denunciar a todo aquel pueblo entero.

Seguramente Rafael me había dado más información pero como la mitad de las cosas que me decía no me enteraba muy bien, no venía preparada para enfrentarme aquella escena.

Además era súper surrealista, sobre todo aquella combinación. La bañera en la que se mezclaba la sangre tenía dibujos. Mickey Mouse bailaba con Minnie Mouse en el borde del charco de sangre. Que mundazo.

Pero debo ser justa, de verdad había mucha gente y comida. Y todo estuvo buenísimo tanto la comida como la gente que estaba allí.

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